jueves, 1 de abril de 2010


La naturaleza y la bondad de Dios todopoderoso le han regalado a nuestra región país un sin número de bellos paisajes y riquezas históricas que significan un gran potencial cultural y económico para aquellos que tenemos una auténtica visión y esperanza en un futuro exitoso.

Pero así como Dios y la naturaleza han hecho de Lambayeque y el Perú cuna de la cultura, también nos han regalado al igual que ha toda la humanidad la capacidad de discernir, diferenciar lo bueno de lo malo y tomar desiciones sobre nuestro futuro como distrito, región y país.

Es así que dentro de nuestro sistema democrático todos tenemos derecho a elegir y ser elegidos a través de elecciones generales donde el pueblo acude a elegir sus representantes políticos, si, esos que en cada campaña electoral juran y matan que serán los mas honestos, los mas trabajadores, los mas humildes y que lucharán por el bienestar de los pueblos, pero que al cabo de pocos meses terminan formando parte de la gran ola de corrupción que sumerge a nuestro Perú en el atraso y la postergación.

Allí tenemos a los jóvenes alcaldes que en algún momento significaron la esperanza de la política y su reformulación en base a los valores democráticos sin caer en la demagogia y la doble moral que padecen el 99.9 % de los políticos.

Allí están los defensores de la justicia social que negocian con los cargos públicos, cargos que ocupan gracias a sus influyentes padrinos que se desenvuelven en las grandes esferas del poder político y judicial ¡así está el país! y es que la corrupción a pesar de los intentos del actual gobierno no ha podido extinguirse, y debemos reconocer que ya no depende de Alan eliminarla de raíz, porque este es un problema de cultura, de formación en la familia, de capacidad de liderazgo, ese liderazgo con el que pocos nacen. ¿Cómo pedirle a Alan que cale en la conciencia del alcalde corrupto? ¿Cómo pedirle a Alan que controle al contralor? ¿Cómo pedirle a Alan que este en todos los lugares al mismo tiempo?. Sencillamente el Presidente no es Dios.

Mi labor periodística me permite escuchar, y conversar con el pueblo y este siempre se queja de la corrupción, de los alcaldes incapaces, de las municipalidades que brindan una mala atención, y maldicen al presidente sin darse cuenta que no es el mandatario nacional el que elije a los alcaldes, sino el mismo pueblo que vende su conciencia por un kilo de arroz y un polo de tela cebolla que trasluce las tetas de las presidentas de los vaso de leche de los asentamientos humanos.

Somos nosotros los verdaderos responsables de la pobreza por que simplemente no queremos dejar de ser un país pobres, somos nosotros los responsables de la corrupción porque siempre elegimos a los corruptos, ¿o quien colocó a los alcaldes, congresistas y presidentes en esos cargos? ¿Acaso no fue nuestro voto el causante de la llegada de miles de holgazanes a la política peruana?.

Es por eso que todo pasa por la toma de conciencia del pueblo; mientras no asimilemos nuestra responsabilidad social, mientras no entendamos que nosotros somos el Perú, mientras no comprendamos que este es el momento del cambio, seguiremos siempre en lo mismo.
He allí la responsabilidad de la militancia de los partidos políticos y movimientos independientes de no permitir que los corruptos tomen el poder dirigencial de estas organizaciones porque finalmente terminan por convertir a las agrupaciones políticas en chacras familiares donde se mueven oscuros intereses con la venta de cupos en todas las listas y se presentan como los grandes abanderados de los partidos a grandes desconocidos que no tienen la capacidad para gobernar un pueblo y que seguramente si no contaran con grandes influencias ni siquiera ganarían la presidencia de la APAFA del colegio de sus hijos.

Es por esta razón que no he creído trascendental hablarles de presupuestos participativos, de Fon Comun o de los mecanismos en las instituciones del Estado, porque nada de eso sirve si la corrupción es la encargada de administrarlos.


Dentro de pocos meses tendremos nuevamente la oportunidad de elegir nuevos alcaldes, nuevo Presidente regional, pero debemos hacerlo con responsabilidad.

Por eso, los invito a reflexionar y analizar nuestra realidad, su realidad, para que comprenda que usted y yo somos los únicos capaces de cambiar el destino de nuestra región y del país, porque frente al pueblo unido y conciente no habrá poder corrupto capaz de bloquear el gran anhelo de forjar una patria con verdadera equidad y autentica justicia social.

De todo corazón,

César Rodríguez Valderrama